Los congresos médicos patrios están languideciendo, heridos de muerte. Quizá no todos, pero si muchos. No sólo los de pequeñas especialidades, o asociaciones privadas, también grandes congresos nacionales, que otrora reunieron cientos de médicos, incluso más. En algunas especialidades más visiblemente que en otras, propiciado por los ciclos de vida de los fármacos y la falta de innovación.